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Luego de que desde el pasado miércoles 13 de julio, fuera rescatado del fondo de la profunda barranca a la altura del puente “Cuernavaca”, entre las avenidas Domingo Diez y Lázaro Cárdenas, el taxista Alejandro Bello Hernández de 43 años de edad, falleció la noche de este martes en el Hospital General José G. Parres, llevándose a la tumba el secreto de quienes y porque lo atacaron, pues nunca quiso rendir su declaración ante el agente del Ministerio Público.
Como se informó en su momento, el hoy occiso fue rescatado el día señalado alrededor de las 15.00 horas, luego de que al ir caminando por el puente “Cuernavaca”, un grupo de jóvenes alcanzó a escuchar unos gritos en demanda de auxilio que provenían del fondo de la barranca.
Algunos de los jóvenes lograron llegar hasta donde se encontraba Bello Hernández, quien les dijo que lo habían asaltado y tirado en ese lugar, desde la noche anterior habiendo estado ahí por horas, ya que a consecuencia de la caída no se podía mover y únicamente se había arrastrad o a una orilla para evitar que el agua lo cubriera y ahogara.
En esa ocasión se alerto a los cuerpos de rescate y después de varios minutos de maniobras, los paramédicos y camilleros, lograron sacar al herido, quien dijo tener su domicilio en la colonia Benito Juárez en la calle Vista Hermosa Manzana 17 lote 13 de Jiutepec y aseguro en su momento que unos delincuentes lo habían asaltado y que lo habían echado a la barranca, hechos asentados en la carpeta de investigación: HG01/533/2011.
Sin embargo habría que recordar que en su momento, los paramédicos que participaron en el rescate del taxista, revelaron que este decía que había sido asaltado más sin embargo portaba aún su cartera con todos sus documentos, pero además por expresiones de la víctima a la hora en era sacado de la barranca, al indicarles a los rescatistas por donde estaba mejor el camino les puso de manifiesto que él conocía la zona, incógnitas y secretos que víctima se llevó con él a la tumba, pues nunca quiso rendir su declaración ante el agente del Ministerio Público argumentando tener miedo de la venganza de sus agresores.
