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Grupos ambientalistas, arqueólogos, el llamado Consejo de Pueblos de Morelos en Defensa del Agua, la Tierra y el Aire, investigadores, ecologistas y organizaciones no gubernamentales, entre otros, manifestaron su oposición a la explotación de una mina de oro que se localiza a medio kilometro de la zona arqueológica de Xochicalco, en el municipio de Temixco. La empresa minera Mexico-canadiense responde a la razón social de “Esperanza Silver de México S.A.” y pretende llevar a cabo dicha explotación en los cerros el Jumil y Colotepec, dentro de un perímetro de 700 hectáreas.
Dicha mina se encuentra en los terrenos de la comunidad de Tetlama y los inconformes exigen a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la SEMARNAT, que no apruebe el proyecto.
De acuerdo a los inconformes, la pretendida explotación de oro por esta empresa minera, traería consigo una peligrosa devastación pues aseguran que se trata de una mina de tajo abierto que utiliza cianuro en sus procesos y aparte de los graves daños ambientales, afirman que el objetivo de esta empresa es llegar a explotar 15 mil hectáreas y no las 700 que mencionan en un principio.
En un proceso obligado de consulta pública de aceptación o rechazo a los trabajos de esta mina, el próximo día jueves 21 de febrero en el municipio de Temixco a partir de las nueve de la mañana, en las instalaciones del conocido balneario, se realizará una consulta ciudadana y de acuerdo a los resultados, será la SEMARNAT quien tome una decisión para que la pretendida explotación se realice o se rechace.
Por otro lado, arqueólogos y especialistas en impacto de suelo, mencionan que la explotación de la mina causaría un grave impacto al entorno natural de la zona arqueológica de Xochicalco considerada primeramente como Patrimonio de la Humanidad, al ser devastados los cerros aledaños. Ellos aseguran que en el norte de Xochicalco hay grandes cavernas cuyos inestables techos están formados por lajas horizontales de rocas y que la vibración de las explosiones podría derrumbar, trayendo consigo la destrucción de una parte importante de la ciudad de Xochicalco, incluyendo a la cueva del Observatorio, ubicado al Norte de la Acrópolis. Entre otras consecuencias, la mina impactaría directa e indirectamente la vida silvestre, especies que se encuentran ya de por sí amenazadas y en peligro de extinción y algunas otras endémicas.
