Cada primavera, verano y otoño, las malezas y el pasto liberan diminutos granos de polen al aire. Una parte de este polen termina en la nariz y garganta; esto puede provocar una rinitis alérgica, que es una de las enfermedades alérgicas más comunes de la infancia y adolescencia; afecta de 1 a 2 individuos de cada 10.
Las causas más frecuentes son el polen de las plantas, los ácaros del polvo, el pelo de animales como perros y gatos, las esporas de los hongos que proliferan en sitios húmedos.
La rinitis alérgica se asocia a dermatitis atópica y asma; hasta el 80% de los asmáticos tienen rinitis alérgica y el 50% de los que padecen rinitis tienen asma, por tanto, siempre hay que pensar en la posibilidad de que un niño o adolescente con rinitis alérgica tenga asma, sobre todo si tiene muchas veces y en ausencia de catarros, tos seca nocturna, silbido o dificultad al respirar o bien, al hacer ejercicio tiene ejercicios de tos o le cuesta trabajo.
Las pruebas para alergias pueden revelar las sustancias que desencadenan los síntomas; las pruebas cutáneas son el método más común de pruebas para alergias.
Los principales síntomas son: estornudos repetidos en un corto periodo de tiempo, moco nasal claro, comezón en la nariz y paladar, nariz tapada (congestión), comezón y lagrimeo en los ojos y ojeras o círculos oscuros alrededor de los ojos.
La Secretaría de Salud, a través de los Servicios de Salud de Morelos, recomienda:
· Evitar estar demasiado tiempo al aire libre y pasear por el campo, sobre todo al atardecer.
· Usar aparatos de aire acondicionado que dispongan de filtros antipolen.
· Tener en cuenta que los días soleados y con viento, son peores que los fríos, húmedos y lluviosos, en los que la mayor parte del polen cae al suelo por el agua.
· Evitar contacto con olores fuertes (detergentes, limpiadores, perfumes)
· Minimizar la actividad temprano en la mañana porque generalmente el polen se emite entre las 5-10 a.m. Es importante no automedicarse.