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“Hoy vamos a jugar a los piratas. Los dos usaremos un parche en el ojo y un paliacate sobre la cabeza”, le dijo su terapeuta a Eduardo cuando llegó a su consulta de Neuropsicología en el Hospital del Niño y el Adolescente Morelense (HNAM).
Con el disfraz ambos caminaron por los pasillos de hospital para crear empatía con el niño, darle confianza, y demostrarle que el parche no era impedimento para movilizarse.
Eduardo, de ocho años de edad, fue enviado a esa especialidad luego de una operación de estrabismo en su ojo izquierdo y la colocación de un parche para mejorar su visión, explicó la neuropsicóloga, Verónica Taboada Picazo.
Como otros casos, Eduardo recibe tratamiento en las áreas de Psicología y Neuropsicología, cuyas especialidades ofrece el Hospital del Niño y el Adolescente Morelense (HNAM).
Taboada Picazo consideró que la condición médica de Eduardo estaba estrechamente vinculada con su historial de deficiencia académica y, principalmente, con el acoso escolar al que era sometido.
La hipótesis fue correcta porque al cabo de cinco meses de terapia, Eduardo superó el seis de calificación y alcanzó 8, 9 y 10 en sus notas.
Los tratamientos que reciben los pacientes en el HNAM en las áreas especializadas han logrado mejorar las calificaciones de los menores y elevar su autoestima mermada por el acoso escolar.
Eduardo nació con estrabismo y eso le ocasionó una ambliopía, es decir, la pérdida de la capacidad de un ojo para ver los detalles, indicó la oftalmóloga, Grisel González Esnaurrizar.
A este padecimiento se sumaron sus alergias alimentarias y el maltrato escolar que sufría por sus compañeros de clase, incluso de su propia maestra.
Taboada Picazo explicó que los problemas auditivos y otros padecimientos visuales en algunos niños, no son tan visibles socialmente y está demostrado que las discapacidades de este tipo son un blanco de agresión por parte del entorno comunitario del paciente.
En el caso de Eduardo las agresiones de sus compañeros llegaron hasta los golpes y en una ocasión, lo dejaron tirado en el suelo debido a una lluvia de patadas.
“Mire como dejaron a mi hijo, le volvieron a pegar en la escuela. Le hacen burla por su parche en el ojo, porque choca con las cosas y no puede comer todos los alimentos”, se quejó la mamá con la neuropsicóloga en su siguiente cita.
La especialista explicó que el carácter introvertido de Eduardo pudo haber iniciado en el núcleo familiar, porque los integrantes de su hogar carecen de autoestima y el menor ha repetido este patrón de conducta porque se siente vulnerable en su entorno escolar debido a sus problemas de salud.
Prevenciones
Por su parte la psicóloga Muriel Chantal FrotBurosse Ibos, dijo que la depresión, la ansiedad, los cambios en el estado de ánimo, las excusas para no ir a la escuela, así como la demostración de miedo, nervios o es distraído, son parte de los focos rojos que los padres de familia deben observar para prevenir y evitar que sus hijos sean víctimas del acoso o maltrato escolar.
Lo lamentable es que la dinámica familiar, el cansancio y el trabajo de los padres, limitan el tiempo de calidad y muchas veces no les permite estar pendientes de los cambios de conducta, o si sus hijos bajan de calificaciones.
“Normalmente pasa todo lo contrario porque castigan al niño y esto no resuelve el problema de fondo”, explicó FrotBurosse Ibos.
El problema con el acoso escolar se ha agudizado porque ahora las agresiones son grupales contra un niño o niña y esto genera mayor vulnerabilidad porque la víctima no tiene recursos para defenderse y es más fácil romper su autoestima, apuntó la especialista.
Ante esta situación FrotBurosse Ibos recomendó que los niños denuncien a sus agresores ante un maestro y que las autoridades escolares apliquen una sanción para que el agresor sepa que sus actos tienen una consecuencia.
La psicóloga señaló que el tiempo de calidad como jugar con sus hijos, tomar un helado con ellos y platicar permite que los niños fortalezcan su autoestima.
La especialista hizo un llamado a los padres de familia para que supervisen las cuentas electrónicas que manejan sus hijos, y que tengan las contraseñas para evitar que agredan o sean agredidos por estas vías de comunicación. Y en caso de que las autoridades escolares no atiendan el asunto, los padres deberán tomar el control de la situación y cambiar al menor de escuela.
En días recientes los Senadores presentaron una iniciativa de ley contra el acoso escolar, para aplicar sanciones económicas a maestros y padres de familia que sean omisos en casos de violencia escolar con sus hijos y alumnos.
