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La madrugada de este domingo, de manera inesperada elementos de la Policía Federal apoyados por preventivos estatales, realizaron un operativo para trasladar del penal de Atlacholoaya, al aeropuerto internacional de la ciudad de México y de ahí al penal de Máxima Seguridad de Nayarit,
a Jacobo González Quintana alias “El Chaparro”, presunto líder de la organización criminal “Los Rojos”, y a otros dos reos peligros más, quienes se encontraban recluidos en el penal de Atlacholoaya.
Jacobo González Quintana alias “El Chaparro”, estaba identificado como el presunto jefe del autogobierno del penal de Atlacholoaya, por lo que junto con otros dos reos peligrosos fueron trasladados.
Los agentes federales llegaron sorpresivamente al penal de Atlacholoaya y sacaron de sus celdas al “Chaparro” y a los dos de reos más, al parecer alguno de ellos “su gente de confianza” y por carretera los llevaron hasta el aeropuerto internacional de la ciudad de México, de donde vía aérea los trasladaron al penal de máxima seguridad de Nayarit.
Trascendió que en este operativo los elementos de la Comisión Estatal de Seguridad, escoltaron a los federales en su largo recorrido desde el penal de Atlacholoaya, hasta la caseta de Tlalpan, por la autopista Cuernavaca-México, para que de ahí los federales siguieran por su cuenta hasta la terminal aérea de la ciudad de México.
Habría que recordar que el pasado día 26 de junio de este año, apareciera en los alrededores del penal de Atlacholoaya, la cabeza humana de un hombre de alrededor de 30 a 35 años de edad que a la fecha no ha sido identificado, con un narcomensaje firmado por “Jacobo González, Federico Figueroa y Los Guerreros Unidos”, donde “El Chaparro”, se afirmaba como el que mandaba en el penal y amenazaba de muerte a “abogados, por querer robarlo, aprovechándose de que estaba encerrado”.
Todo ello en medio de diversas especulaciones de que estos mensajes no habían sido dejados por “El Chaparro”, sino por sus enemigos para perjudicarlo lo que por igual fue interpretado por autoridades federales y estatales como una muestra de la pugna entre sicarios y cabecillas de las organizaciones criminales, “Guerreros Unidos” y “Rojos”, como son Santiago Mazari alias “El Carrete” y precisamente Jacobo González “El Chaparro”, pues incluso al interior del penal, se disputaban “el autogobierno” y la distribución de droga.
Luego del traslado de “El Chaparro”, algunas autoridades alertaron sobre un posible reacomodo sangriento de “fuerzas”, principalmente de los adversarios del “Chaparro”, al quedar acéfala su organización, en municipios de la zona sur y conurbada del estado donde con mayor violencia se disputan el control de “la plaza”, para el trasiego de droga y otros ilícitos de alto impacto que cometen los miembros del crimen organizado.
