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Ya sea en rebanadas o en trozos, en tiras o enteras, con sólo limón, sal y chile en polvo o espeso, pocas personas se resisten comer la jícama, una hortaliza cultivada en 11 municipios de Morelos, y en esta época del año alcanza su comercialización y consumo máximo.
Cultivada en México y Centroamérica por las culturas prehispánicas, su nombre proviene del náhuatl xicamatl, “raíz acuosa”. A la llegada de los españoles a estas tierras, fue llevada a Filipinas de donde se extendió a diferentes países asiáticos.
Información de la Dirección de Agricultura, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, refiere que la Jícama (Pachyrhizuz erous), dentro de las hortalizas, ocupa un lugar importante en los cultivos de Morelos, debido a que por un precio reducido, a los consumidores les aporta carbohidratos, vitaminas y minerales. No tiene, grasa ni colesterol y bajo aporte calórico y es de fácil digestión.
Indica que la siembra se realiza en los meses de junio a agosto y la cosecha es de noviembre a enero; en riego y temporal, se cultivaron este año 842 hectáreas en los municipios de Tlaltizapán, Tlaquiltenango, Ayala, Jojutla, Puente de Ixtla, Axochiapan, Cuautla, Xochitepec, Emiliano Zapata, Zacatepec y Tepalcingo.
Las variedades que las y los agricultores emplean es la Cristalina, Agua Dulce, Criolla de Ahuehuetzingo, San Miguelito, San Juan, Vega de San Juan, Criolla Regional (Nayarit) y, Criolla de Morelos; en esta temporada de la superficie señalada, la producción será de 26 mil 143 toneladas.
El rendimiento es de 31 toneladas por hectárea, mientras que el precio por tonelada es de 5, 527 pesos, por lo que el valor de producción será de 137 millones 390 mil 880 pesos, dividendos que se suman por las ventas de los cultivos del temporal agrícola del año y que son soporte para que la economía del sector primario de Morelos, continúe distinguiéndose a nivel nacional.
